Imaginativa de un paisaje iridiscente.

Querida mía,
hay una imaginativa de ti en mí,
una donde te dibujo
como un paisaje iridiscente,
una que te describe en la mente desde el corazón,
Una que te dibuja
con arroyo de peces y hierba salvaje,
con montaña nevada y bosque encantado,
con animales de mito y luciérnagas radiantes,
con flores luminiscentes y aves de paraíso,
con césped y rocío de madrugada,
con mariposas de colores y arcoíris,
con zafiros y rubíes en la transparencia del agua,
con trino y canto melifluo,
con hojarasca naranja y musgo de algodón,
con juncos en la orilla y árboles de fruto,
con luna gigante por sus noches,
y sol de abrigo por sus madrugadas,
con clima de Edén y brisa de caricia,
con cielo de ángeles y ocaso de oro,
con estrellas de diamante y cometas de bengala,
con constelación infinita y galaxia de espiral,
con sueño de niño y beso de amantes,
con corazón enamorado y concierto de grillos,
con manantial de cristal y abejas de miel,
con canto de sirena y catarata de velo,
con mística de poesía y arpas de Olimpo,
con arbusto y zorzal,
con pétalos odoríferos y versos de Orfeo,
con ninfas de tronco y faunos de citara,
con reflejos de plata y jaspe de carmín.
Todo, querida; con escencia de ti.
querida mía, hoy tuve esta imaginativa,
hoy te dibujé así, con letras y pincel.
Pues siendo tu mi modelo, pinté un paisaje en mi piel,
y con tu figura me vestí y fuiste un grafema infinito muy dentro de mí.