El ballet de la paradoja.

Resuelto en la fascinación de la libertad
uno corre y corre extasiado,
pero al cumulo del cansancio
anhela su jaula, su prisión perfecta.
Cuando uno va aturdido de volar tan cerca del sol,
rechaza sus propias alas y añora su nido,
su existencia segura y el silencio de un parpado conocido.
Entonces, la paradoja cierne nuestra equivalencia
y los deseos son condición de nuestro lugar,
de nuestra propia sinfonía existencial.
Cuando uno saturado, va en su danza eterna
el temor lo envuelve, detiene su paso y vacila en el espacio,
entonces; añora su quietud… su mutismo,
anhelando reposo, anhelando un pecho donde descansar las sienes.
pues el antagonismo salvaje nos moldea en la esencia misma
en cada poro de la piel, en cada respiro, en cada condición padecida.
Entonces el vaivén de motivos son excusas de cada cuerpo
son sinfonía del multiverso que azota a desgaste nuestra identidad.
Resuelto en la fascinación de la libertad,
Extrañamos nuestra angustia, nuestra depresión
y entonces lo que otrora era sin sentido, ahora es razón
ahora es instinto, ahora es ilusión.