Cataclismo centrífugo

El idilio que experimenta la muerte
con el verbo minimalista bosquejado por un dios cansino,
juguetea con el corazón romántico de una niña
que ha vivido más que una anciana;
se divierte, se hace sujeto,
flexiona sus piernas
y se arrodilla ante las dimensiones
que quieren acogerlo,

Es sentimiento y ahora sujeto,
una entidad que se birla la mediocridad,
la estupefacción y la comisura del labio de un sol sin satélites.

Vivamos en él...