Una respuesta

UNA RESPUESTA

Después de tantos años, anoche llegué a una conclusión:
creo que entiendo porqué este destino y el castigo recibido;
mi pecado fue enamorarme de un ángel,
y para hacerlo más trágico
que el ángel se enamorara también.

Ese ángel de pelo dorado, ojitos marrones,
labios rojos y piel de algodón
que llegó por obra y gracia del destino a mi vida.

Ese ángel que vino a ayudarme y se entregó a mi amor,
y no sé si fue mi culpa o de los dos,
pero sé que ella perdió más que yo.

El ángel se entregó a mí en cuerpo, alma y espíritu
resignando su inmortalidad,
yo me entregué a ella con todo el amor que tenía
resignándome a no soñar.

Todo parecía ir bien, perfecto,
todo era una mágica fantasía
que se había vuelto una hermosa realidad,
todo era un cuento de hadas, místico,
que cada día crecía más y más.

Era tan grande lo que estábamos viviendo
que perdimos todo el control
y una noche especial, una noche apasionada,
lo que debía ocurrir ocurrió.

Nuestras mentes se nublaron
y la pasión como el fuego mas voráz
nos consumió por completo
en un éxtasis infernal.

Ese fue el límite que no podíamos,
ni debíamos rebasar,
un ángel y un hombre amándose libreménte,
era un pecado imposible de excusar.

El castigo llegó poco después,
el hermoso ángel condenado a morir,
y para el hombre el peor de los castigos:
que en la oscura y eterna soledad
deberé vivir.