Petricor

Creo que comienza a llover,
espero reconocer la realidad
cuando el cielo se rompa
y las grietas de adentro fluyan libres,
el petricor en la sangre
flota a ciegas entre la niebla,
y a oscuras el aroma infértil de la nada
contagia a la flor marchita,
descansa el herbaje en el ocaso,
en las luces caídas sobre la flor amarillenta,
¿acaso el final lleva consigo rostros
Y una miga de tiempo bordado?

Llueve sobre los mismos árboles
donde se marcaron en silencio las huellas
y es de noche en el templo taciturno,
¡qué noche tan larga!
¡qué noche tan sutil!
Las cosas se detienen en la calma mía,
hace frío es cierto, a veces los nervios
fenecen en tristeza y el invierno en los huesos
son trampa y calma en la soledad,
confuso …

Llueve ahora, ¡que escalofríos!
se extiende en la cima los fuegos
que estremecen la tranquilidad del firmamento,
el cielo grisáceo forja la noche mía
y el aroma nostálgico inverna en cada gota,
como los recuerdos que resurgen
sobre el cuerpo arrugado de nuestras huellas,
¿El renacer comienza dentro de la tristeza?
¿sobre el suelo quebrado infértil?
Las lágrimas se evaporan sobre éste olor a lluvia
enternecidas en clamor,
confuso…