Idas y venidas

Hoy ha sido de esos días
en los que recuerdas idas y venidas
y te encuentras a ti misma
siendo una desconocida.
He salido de la zona de confort
que tanto me ahogaba, y yo,
tan joven e inexperta
he comenzado a tener la mente abierta.
De nada sirve
temblar y prohibirte
no cambiar y mentirte
diciéndote que puedes ser feliz
sin abandonar o sin irte.
Nunca me he definido,
porque nunca me ha gustado limitarme,
porque soy todo, soy nómada y navegante:
infinitas ganas me caracterizan,
ese afán palpitante
que a alzarme me obligan.
He roto las cadenas
que un pueblo y un vacío
me ahogaban en penas,
agua en los ojos y oídos:
no podía escuchar mis latidos
gritándome que escapara
hacia el olvido y no volviese
jamás a llamar a nada ni nadie
hogar o nido.
Hoy ha sido de esos días
en los que he mirado hacia delante,
con esa agonía del conformado errante,
y he aprendido a no reconocerme en el antes,
sino en un futuro incierto y apasionante
en el que gustosa puedo reflejarme.
He entrado al barco,
que sé que desde siempre me espera,
he saludado a mis acompañantes:
determinación,
ambición,
inconformista fiera.
Ese ansia por saber,
por querer luchar
sin miedo a perder,
querer gritar,
sin temor a desfallecer,
querer amar
sin privarme de ser.
De nada sirve
agarrarse al pasado o arrepentirse,
hay muy poca arena en ese reloj
para no aprovechar nuestro otorgado don
de poder evolucionar, escribir un nuevo renglón,
improvisar y cambiar el guión.
Nunca me he engañado,
ni he descartado sueños
por de "imposibles" etiquetarlos.
No he leído sobre enormes ciudades
triste por no poder gozar de sus escondidos lugares:
he trazado mapas,
hasta muy tarde,
sin fijarme en lo que puede salir mal,
señalando lo que puede hacerme volar.
He roto el disfraz
en el que durante tanto tiempo
me quisieron encerrar,
aquellos que tanto dolieron
ya no me pueden alcanzar.
Hoy ha sido de esos días,
en los que recuerdas mirar hacia atrás
sólo para poder divisar
cuánto camino llevas superado,
sonreír y señalar
cuánto te queda por experimentar.