Ofrecer la mano al destino

Ofrecer la mano al destino

La luz es hoy clara
como la mirada de la victoria
o el sueño que se acerca
o el velo de las promesas, que poco a poco se cumplen
invade el misterio del orgullo
el valor de los logros
el rosa pálido que dibuja los cristales, sonríe
y son ojos que contemplan la vida
para acunar un mimo
el humo azul que se emana en calores.

Los hombres con herradura de fuerza
balancean sus desequilibrios
proponiendo dignidades
suspendes sus miserias en los rayos de la luna
soplan en un ruego imperfecto
liberan el miedo.

Son los hombres sin desembocadura
los que caminan la playa sin fondo
agrietando las rocas de pasiones
los que miran a los ojos del cielo
para temblar a su lado
para no comer sus restos.

Esos hombres que desconocen amigos
que abrazan egoísmos.

Estos hombres y reyes
que vencen soledades
y escriben melancolías
los que ofrecen su mano al destino
los que son rocas de dolor ajeno
los que no descienden al valle
porque atan su cometa al alma de la brisa
y pasean una vida cálida.