Bienvenido al turno de los sangrantes

poema de Cuentista

BIENVENIDO AL TURNO DE LOS SANGRANTES

Bebí del barril el vino color azul oscuro añil
sonrojadas mis mejillas por ello, no me importa
fuego el vino que llena hasta el colmo mi copa, empiezo aquí.
Fui pintor en la lozanía... lozanía que ya no tengo
nací en Fontinyent tierra Valenciana
florecí de un amor veraz en el siglo de la peste
entre aquellos años de agreste mal vivir
fui pintor de todo lo que importa.
Sonó una noche mi puerta, sobrio aquella vez
se abrió mi mente buena o mala,
arrastrando la puerta al abrir crujía, crujía mi mente febril
y no me gustó.
No busco paz en mi mente y no lo haré
mas sí puedo aclarar, que el llamar de mi puerta
concluyó ser un galán, un señor, de bruna cabellera.
—Provengo de la estirpe setabense
abolengo lejano, guerrero de Xàtiva —dijo el visitante.
—Imploro el transportar de sus pinceles
el arte y sus manos
imploro que mi rostro plasme, hace tanto
duele tanto no avistar el reflejo
duele tanto, duele tantos siglos viejo —y calló.
(Comento aquí en este punto
que el notado caballero de ilustre porte
no atraía a la sombra que la luna a mí me daba,
el reflejo de mi forma en el portal).
Soberano como él solo, me turbó
noté que la cordura centellaba ilusa
aún, en confusa explicación acepté ser su pintor.
En su brusca palidez destellaba la amargura
pudientes mis pinceles verlo,
en la tenue luz oí llegar a la locura
invocándome el vino otra vez,
tiznado sobre tintos y pintura tan ebrio como antes
gocé de motines y jaranas en mí
supe ver a los infiernos festejando
y mientras me iba sangrando
allí pinté a aquel hidalgo, humano o no.
Reflejado su rostro en mi pintura
se miró, criatura de la noche lo fuese o no
admiró a la imagen enemiga del cristal
mas en vino estropeado vil embriagado, ensarté su corazón.
Tutela el fervor mi cuerpo y mi mente
no distingo realidad, que es mentira o que es verdad
he hallado demonios incendiados en el suelo de mi cuarto
iluminaban mi alma, mostrándome su interior.

"Cuentista".