Yo también puedo escribir un poema de amor.

Me da igual como o cuando,
pre espero encontrarte de casualidad,
en la nostalgia de un parque sin niños,
o en la inmensa fila del cine un domingo a las 2,
yo te mirare de reojo con unas extrañas ganas de susurrarte al oído
el comienzo de nuestra historia
y evitando los finales
porque ningún final es feliz.

Se que que no soy el mejor partido,
y mis letras parecen sosas
y se hunden en la monotonía de quien arremete con su vida
y luego lo intenta de nuevo.

No voy a comprenderte porque fracasare,
y a cambio de mis fracasos solo prometo amarte
sin excusas, tiempo o calendarios,
y claro amare todo de ti,
y si, también amare tus miedos,
en cuanto al pasado, arrancaremos las raíces
y emprenderemos el vuelo hacia nosotros,
uno a uno
y sin vértigo.

En los días fríos y solitarios
donde todo parece llover a cantaros
nos empaparemos con música clásica debajo de las sabanas,
sobre la cama, o el piso,
recorreré tu cuerpo minuciosamente,
como un chef elabora un platillo, es decir, con amor,
surcare todos tus bordes como si siempre me hubiera deslizado sobre ellos,
y me detendré a contemplar tu espalda
porque sin duda
esa es la mejor metáfora,
morderé con sigilo la alegoría en tus piernas,
hechas de pan dulce y merengue italiano,
y buscare el secreto entre ellas
para verte flotar por encima de cualquier poema.

Pelearemos por tonterías
buscando pretextos para volver a sonreír,
tus padres me miraran y dirán que no te merezco
y tendrán razón porque eres emigración de mariposas
y yo pato de caza,
pero con perdón de ellos
eso es algo que solo tu decidirás.

No se cuando, ni como
pero espero encontrarte
y si lo hago, sera para siempre.

Y si, es una amenaza...