Vacio del mundo

Hay algo pujando por mi?
Hoy decidí. Estoy en el mundo, me acomodo al mundo, pero no soy de este mundo.
Rechazo su maldad efusiva y su implacable falta de amor; implacables los hombres que caminan llenos de dudas, mientras otros, llenos de odio.

Hoy vuelvo al mundo y el miedo no me puede ganar más, yo estoy en este mundo pero no seré de él jamás.

Vine milagrosamente, casi sin necesidad de invocar a una virgen. El nacimiento por si solo ya es algo magnífico. Estoy aquí por todos los millones de años que tuvieron que pasar y no puedo tener miedo de amoldarme al mundo.

Pero me rehuso firmemente a aceptar lo que la mayor parte del mundo ofrece: odio, desconocimiento del amor, temor, ignorancia, homicidios, guerras y cuántos males más que no podría ahora recordar.
Me rehuso a escuchar lo que tiene para pervertir las mentes y en este instante me declaro un ser superior, no por que lo sea, sino porque siendo parte de este mundo, he llegado a la profunda convicción de que jamás le pertenecere, de que soy paloma de paso o serpiente tentadora.

Yo he tentado los profundos miedos del hombre y no vi más que locura y perdición.
Ya no temeré más de mi locura, porque en ella están las voces del mundo, las que desde pequeño buscan mi ruina, y si están en mi porque son del mundo, y como he llegado a la profunda convicción de que no soy del mundo, entonces solo son remanentes de un mal anterior, un vestigio molesto que no cesa pero que no hiere más.

Y así termino. Declaro estar en el mundo, pero lucharé para no volver a ser participe del mal que este mundo parió.