TODO FUE UN SUEÑO

Del rifle el gatillo jaló,
del reloj pasan las hora,
de llegar no me queda tiempo;
se han ido sigilosamente,
ya no dejaron rastro alguno
del polvo mágico los querubines
con seis alas acompasadas entre sí.

Salieron, ya se fueron volando

¿Quién los vio? ¿Cómo eran?
Volví triste al lugar de los vivos,
a mi cama cerca de aquel salón;
subió mi espíritu por un momento
o bajo hondo, cuando de mi catre caí.
Todo fue un sueño.