A la decima musa.

Del celestial y volátil polvo fuiste creada,
como mis huesos y mi alma descarriada.
Es la arcana vanidad humana, la que me convida a enjaularte,
Pero es mi divino pensar, el que me impide aprisionarte,
¿Qué puedo yo darte?, si eres asilo de mis rencores,
anáfora de mis sinsabores, el centro de mis desamores y de mi pena escondida.

Cuando solo y angustiado me consumo alucinado, en la sola soledad,
tú sabes de mis miedos y de las noches eternas,
de las intimas peleas que luchan mis pensares,
contra los fríos temores y ávidos calores.
Y aunque no te pueda ver, ni tu presencia sublimar
¿Porqué insisto en descifrar, la luz, el ser y lo sombrío?
Si aquí no hay nada, solo hay vacio.

Del celestial y volátil polvo fuiste creada.