La dama de blanco

La dama de las pesadillas,
la dama de las tristes melodías,
vagabunda en las penumbras
a Dios lo repugna.
Desesperada y desconsolada
se aparece en los sueños
de las personas nimias y desbastadas
reclamando justicia por ser degollada,
reclamando justicia por ser violada,
¡la traicionó!, ¡la avergonzó!,
¡la descuartizó!, ¡la ultrajó!,
todo lo hizo un asesino
sádico, despiadado,
un antisocial, sociópata demencial.
De vestido blanco,
descotado y ensangrentado,
de piel pálida, labios rotos,
ojos rojos y desorbitados;
sus restos aún no han sido encontrados
y el loco anda suelto, desorbitado
y descarado mofándose de la ley,
pensando que nunca lo van a detener;
no sabiendo que muy pronto
su espíritu libre dejará de ser.
La dama de blanco
desaparece sin dejar rastro,
sin saber cómo borrar su pasado.
¿Dónde te fuiste fantasma sin felicidad?
¿te escapaste de la realidad?.
Sólo puedo escuchar el quejido de tu llanto,
pero que pena que no puedas encontrar
la dulce libertad. ¿Cómo te puedo ayudar?
¡Por favor! Ya no me vengas a buscar.