El gigante de Árgamos (última parte)

poema de Dositeo

LEYENDAS DE UN FAUNO
El gigante de Árgamos (última parte)

Desperté herido y confundido,
me levanto desapercibido.
Pero al darme cuenta que mi adorada
ya no estaba mi locura y frustración acrecentaba;
¡es imposible! haber sido vencido
cómo es posible ¡haberte perdido!
¡que coraje!, esto es un nuevo destino.

Con mucha sed, con mucho dolor
y poca energía intentaba caminar,
despechado y desconsolado
mi único pensamiento era recuperar
a mi privilegiada, a mi amada…

Deshidratado pero logrando llegar a un lago,
donde tomo agua y me recupero un poco
sin olvidar que tenía heridas de gravedad,
pues trato de hacer las cosas con pensar.

Sin saber qué dirección tomar
decidí mi flauta tocar,
me daba la impresión que alguien
se iba a aproximar; ¿quién será?...

¡Tocaba con tanta aflicción!
pero mi melodía se llenaba de mucha inspiración,
que el viento me daba su compasión,
¡su respeto y admiración!

Mi triste y dulce armonía
conquistaba la devoción de las nubes,
cautivaba los rayos del sol,
engrandecía a las aves
por mi sonora canción.

Sabía que no me equivocaba,
una mística criatura me observaba
y de ser invisible se hizo visible:
En uno de los robles una hermosa figura
se formaba de manera femenina;
su corteza era áspera y marrón
pero su cuerpo y piel simbolizaba
el color verde con tanta pasión,
sus cabellos eran hojas y sus brazos ramas,
sus llamativos senos se cubrían de plantas.

Su encanto me tenía anestesiado
ya que en ella no existía la maldad,
no existía el fracaso, no se hallaba la injusticia,
tampoco la avaricia y peor la inmundicia.

Su presencia me evocaba flamantes recuerdos
de mi existencia en esta tierra…

–Mi nombre es Daira; diosa de los árboles –
esas fueron sus palabras.

Con su voz cautivante seguía hablándome:
–Tu eres Fatuo el flautista; príncipe de los bosques,
el legendario músico que toca su flauta con destreza
y espíritu alegre. Sin embargo tu dolor y frustración
despertó mi deseo de ayudarte.–

La escuchaba con atención, su aura reflejaba dulzura,
lindeza, entusiasmo por renovar mi pureza
y afán de rescatar a mi adorada perla,
la mujer que en mi corazón a cada momento rodea.

–Estás gravemente herido; pues llegó la hora
de curarte y ponerte fornido… –

¿Fornido?, me pregunté yo mismo,
no sabía a lo que se refería
pero eso no importaba, ¡quería a mi dama!.

–Baaras es una planta maravillosa
que no sólo contrarresta hechizos;
si no también sana a los heridos
poniendo los músculos macizos. –

Oyendo lo que me decía
vi que del árbol ella, en ninfa
se convertía; el verde de su piel
así mismo seguía…

Acercándose hacia mí, extendió sus manos
y de ellas apareció la planta medicinal
con la cual me empezó a curar.

Segundos más tarde todo mi cuerpo
comenzó a evolucionar:

Mi espalda y pecho
con grandes cúmulos
de pelo eran cubiertos,

mis cuernos crecieron…

Mis patas velludas
eran de grandes muslos
y mis brazos eran más robustos.

Mi sangre ardía como un volcán,
mi fuerza iba a estallar;
¡de grandeza!, ¡de pureza!
producida por la misma inteligencia.

–Fatuo, para recuperar
a tu dama perdida
que es la reina de las ninfas
deberás poseer la siguiente armadura.–

En ese instante hombreras y brazales
se colocaron en mis hombros y brazos,
hechas de acero forjado y cuero envejecido;
sobre mi espalda aparecía una capa verde
que poseía extraños poderes…

Me sentía diferente, muy convincente.

– ¡Ve por tu reina! y tráela contigo
para que le demuestres a los dioses que eres Fatuo,
el legendario fauno, el único que podría derrotar
al temible asesino de doncellas y ladrón de tesoros.
Un símbolo de catástrofes, calamidades y atrocidades,
¡un perfecto monstruo! que ha vencido a todo aquel
que lo ha desafiado o intentar desposeerlo de su reinado,
pues sin compasión los aniquila hasta destrozarlos. –

Escuchaba con atención a la diosa de los árboles,
y al hacerlo mi odio incrementaba ya que detesto la maldad,
la aborrezco con mi vida... –Daira te juro que me vengaré
por la justicia, sólo dime cómo es y cómo llegar a ese temible ser. –

–No sabemos exactamente su descripción,
los dioses de la tierra, mar y cielo le temen
porque nace del fuego; aquel que no se apaga,
aquel que viene de la profundidad del abismo,
el lugar del olvido. Los mitos dicen
que vive en un castillo.

–Tengo que salvar a mi reina,
no permitiré que la asesinen. –

Al expresarme de esa manera
Daira me dice.

–Músico legendario, héroe misterioso
te diré como llegar a tu amada, pero antes
debes saber que tienes un enemigo al que
no has vencido; enfrentarlo de nuevo
será la clave para poder vencerlo.

Haré los árboles más grandes, eso te servirá
para practicar tu nueva habilidad,
brincar y volar, correr sobre ellos;
cuando llegues a las colinas
te darás cuenta de una gran montaña
rocosa y misteriosa,
rodeada de rocas sedimentarias.

La llaman Árgamos, absolutamente nadie
ha escalado sobre ella, lamentablemente
los que intentan subirla el gigante de piedra
los devoraría…

Escalarla no será fácil pero debes de hacerlo,
tu nueva evolución y fe en ti mismo
te ayudarán a llegar a lo mas alto.

Al hacerlo deberás matar al gigante
con una flecha de fuego dirigida al
interior de su boca, donde conserva su fuente de vida.
Logrando esa hazaña serás el primero de ver
y contemplar la otra parte
oscura y tenebrosa que existe para llegar al castillo. –

Empecé mi viaje…

Brincaba y volaba entre los árboles
a una velocidad como el viento,
llegando a las colinas
de lejos observaba aquella
oscura montaña. ¡Árgamos!
expulsé aquel grito con fuerza.

Había tinieblas alrededor,
todo estaba oscuro pero no tenebroso,
no le temía a nada ni a nadie, porque el odio
ciega la mirada y nubla el pensamiento
para fortalecer el corazón en tiempos injustos.

Antes de escalar esta enigmática cordillera
la miraba detalladamente, pues su altura
estaba coronada por picos escarpados
que se elevaban hacia el cielo.

No tenía miedo, no existía pavor,
más bien mucho valor y
deseos obsesivos de llegar al otro lado
para lograr rescatar a mi amada reina
de ese castillo maldecido por mi odiado
enemigo, a quien lo iba a encontrar
y poderlo eliminar.

No me importaba si perdía la vida,
pero para lograrlo él tiene que intentarlo
y eso significa enfrentarnos,
pero antes de hacerlo debía derribar a su esclavo.

Empecé a trepar la montaña,
en mi mente solo a mi doncella
la imaginaba, donde telepáticamente
le decía que su fauno aún en su búsqueda
persistía. Con audacia roca por roca subía

El frío me comía pero mi sangre
de ira hervía, eso me llenaba de energía.
La neblina no me dejaba ver
y aquella voz de nuevo la escuché.
–Pequeño enclenque, eres persistente. –

La segunda y última batalla se acercaba,
tenía que ser astuto y rápido en llegar
a lo mas alto de la cumbre y volverlo
a mirar fijamente para poderlo impactar.

Esta vez el gigante de piedra
no me va a vencer, ¡lo juro!.

La montaña rocosa empezó a temblar,
debía mantener la concentración de mi fuerza
para no caer al precipicio, no mirando abajo
sigo escalando; sin darme cuenta que una roca
de arriba mi oponente me lanzaba,
golpeando en mi cabeza me hace perder
un poco la conciencia pero no mi rudeza,
pues tenía mucha sutileza.

Al ver que éste no podía vencerme,
su ira lo hacía mas enfadar y desesperar.

Llegando ya casi a la cima, doy un salto
y me doy cuenta que mi capa me ayuda
a elevarme con facilidad,
logrando estar en ella preparo mi arco y la flecha.

Su rapidez seguía siendo la misma
que su puño cerrado a mí se dirigía,
pero mis piernas reaccionaron
y aquel golpe pude esquivarlo,
apuntando hacia su ojo izquierdo
lanzo el primer flechazo.

Un simple flechazo sin llamas
para que su dolor lo haga gritar
y es ahí que usé mi fe y toda mis rudeza
para lanzar mi flecha de fuego
directo a su boca, donde aquella
fuente de vida no dejaba de resplandecer.

Al lograr impactarlo retrocede
y en ese instante el fuego a su alma enciende,
quemándose por dentro,
su cabeza se estalló por completo
que su cuerpo se desmoronó al momento.

Alzando mis dos brazos grité con orgullo:
¡No podrás detenerme dragón rojo!
¡en busca de ti voy! ¡te decapitaré!
y a los dioses tu cabeza entregaré
porque secuestraste a mi doncella,
la única mujer que podía entenderme
al verme la flauta tocar.

¡ Te encontrare!...

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Dositeo embrujas el sentido con tu escrito, bello. Saludos.

Critica: 
Dositeo

Gracias acnamalaS por pasar por mi último trabajo, y me alegro que te haya gustado.

Critica: 
JOSE FLANDEZ

Gran obra la que nos regalas estimado Dositeo... me encantó esta última parte al igual que la primera que publicaste hace unos meses atrás. Te felicito por tu alta capacidad creativa en la narrativa. Un fraternal saludo y todas las estrellas, poeta.

Critica: 
María Lourdes

Dositeo no la he encontrado aún... felicidades aún mejor que la primera parte, logra capturar y despertar la imaginación del lector, excelente narrativa, un gran placer pasar por sus letras, un gran saludo.

Critica: 
María del Rocío

Oh woooow! Fantástica última parte amigo! No cabe duda que tu pluma acarrea, lleva y envuelve! Mi imaginación se monta a tus montañas y colinas junto a tu fauno en busca de sus dama! Me encantó! Cada estrella ahora en libro?! Abrazos

Critica: 
Nancy

Impresionada!!! Es toda una película, cuanta imaginación, suspenso que me hicieron sumergir y ver todas esas imágenes.
Un placer leeete...encantada.
Saludos Dositeo.

Critica: 
Nancy

Leerte *

Critica: 
Dositeo

Gracias José Flandez por pasar por mis líneas, y gracias por tu comentario.

Critica: 
Dositeo

Gracias María del Rocío, me motiva tu comentario. Es un placer tenerte en mi mundo, todo esto va en mi libro, Saludos.

Critica: 
Dositeo

Gracias por tu hermoso comentario, mi amiga Nancy, escribes muy bello, tus versos me gustan sigue adelante. Saludos

Critica: 
Dositeo

Gracias María Lourdes por pasar por mis letras y dejar un hermoso comentario que me motiva a seguir escribiendo.

Critica: