Zarcillos

poema de CarlosR

Desde siempre las palabras han sido parte de la vida:
En el principio era el verbo…
Y con ellas las relaciones con la gente, eventos, cosas.
Las primeras palabras que me impactaron y me hicieron enamorar de ellas
están relacionadas con pasiones que siempre he cultivado:
la tecnología, el cine, la fotografía, la imagen.

En los años 70’s todavía no teníamos televisor en mi casa. Éramos pobres.
Las cosas que no tenían que ver con necesidades básicas siempre llegaron gradualmente
por lo tanto, fueron eventos muy valiosos rodeados de las personas que más amo y amé.
Solíamos ver televisión en casas de vecinos. Tenía dos programas favoritos.
Una novela mejicana sobre una gitana muy maquillada y vestida con faldas anchas
llenas de colores que se llamaba Yesenia y que veía a mediodía todos los días
después de haberme puesto el uniforme para ir a la escuela.
Y el hombre nuclear, un astronauta americano que después de un accidente mortal,
lo salvan y convierten en un hombre cibernético superdotado.
Solamente lo presentaban los sábados. Tenía que haber hecho mis tareas escolares
para disfrutar del privilegio de poder ir a verlo a casa de mis vecinos.

Un día de 1979, el primer televisor llegó a mi casa.
Un Sharp arrogante, diferente a todo lo que en ella había.
Sus patas de madera y sus parlantes rectangulares verticales
de una tela sepia, apretada y gruesa a lado y lado de la pantalla del televisor.
Sobre uno de los largos parlantes aparecían las únicas letras de dos centímetros: IC
Y debajo de ellas su significado: Integrated Circuit.
Recuerdo fielmente la tridimensionalidad de las letras,
en un momento donde el alto relieve era nuevo para mí.
De rojo sanguíneo, elegante, con un borde plateado brillante
alrededor de cada una de ellas que las hacía ver aún más ostentosas.
Eran las letras más grandes que había visto sobre un aparato eléctrico
y contrastaba con el color opaco y plano de aquel parlante.

Eran sus zarcillos.

La forma como las letras adornaban el televisor, como bolas de colores
en un árbol de navidad y la novedad de la particularidad de ellas,
vistas desde la perspectiva de un niño de siete años
cuyas pocas experiencias con palabras habían sido totalmente académicas
y robotizadas por la escuela y por un libro que se llamaba Nacho Lee
que más que un texto lúdico era un catálogo mnemotécnico para aprender a leer,
hizo que me causaran tanta emoción como la que provocó ver el televisor de papá,
que ahora era mi televisor.

El aparato llegó a las 5 de la tarde.
Ese día le había pedido a mi mama que me dejara ir con mi abuela
a su casa para quedarme a dormir. Era mi paseo favorito:
el trayecto de 30 minutos, la novedad de ver otras calles, otras casas,
gente que nunca había visto a través de la ventana del bus
me daban mucha alegría y curiosidad.
Era el momento de salir del mundo chiquito en el que fui criado.

Pero cuando ya casi íbamos a salir, llegó la gran caja del televisor.
Nos detuvimos en la puerta, mi abuela, mi mamá y yo, expectantes, estáticos
para ver lo que había en su interior.
Y como un regalo sorpresa, el televisor hizo su aparición,
ya no quise ir mas con mi abuela
y no podía creer que tendríamos un televisor para nosotros solos.

No recuerdo muy bien cómo deduje que IC (integrated circuit)
significaba circuito integrado. No sabía inglés en ese entonces.
Mi única explicación con sentido es la similitud de las palabras con el español.
Y es apenas ahora, en la mitad de este relato, que abrí una nueva pestaña
Y busqué qué significan las tan recordadas letras.
Leí su definición en Wikipedia:
“una estructura de pequeñas dimensiones de material semiconductor, normalmente silicio, de algunos milímetros cuadrados de superficie, sobre la que se fabrican circuitos electrónicos generalmente mediante fotolitografía y que está protegida dentro de un encapsulado de plástico o de cerámica.”

Hice un barrido rápido al resto de la información. Pronto me desinteresó.
Me quedo con las sensaciones vividas por las letras y palabras ligadas a mi primer televisor.
Su forma, sus colores, estilos, su brillo, su belleza.
Y con todo el mundo creado alrededor de ellas.