QUIÉREME

poema de blade72

Quiéreme aunque te duela

Quiéreme aunque te duela,
aunque te falte el aliento,
aunque sombras siniestras se ciernan
sobre nosotros,
y sin remisión nos condenen a la
lóbrega celda de la monotonía.

Quiéreme aun afligida, dormida, cansada o herida,
quiéreme, tú, mujer de palabras cortantes,
suaves manos y cintura inabordable.

Quiéreme aunque te duela,
duerme bajo las encendidas velas,
también llamadas estrellas,
constelando una figura en ciernes,
cual artista perfilando figuras incognoscibles.

Quiéreme un segundo infinito, un minuto sin tiempo,
una hora, un día, o una eternidad constreñida en un beso.
Quiéreme sin ápice de temor, quiéreme con ardor,
e indaga en mi semblante:
no encontrarás signos o ápice de duda.
Calor corporal que apacigua las gélidas brumas.

Quiéreme, deslízate hacia mis brazos,
apuntando tus ojos hacia mi regazo.
Quiéreme como virgen, ángel, rica, pordiosera o vulgar prostituta,
de toda manera posible como un pandemónium de gestos,
quiéreme sí, crécete con cada caricia prestada, que te vuelve más hermosa,
con cada halago articulado que te vuelve más agradablemente presuntuosa.

Quiéreme como el sol de la mañana se desliga de la tierra,
levántate cual áureo polvo, poco a poco,
logrando empañar los mismos cielos.
esperando ser perseguida y alcanzada en el umbral de la noche.
Cuando el velo nupcial celestial cae sobre tu rostro
y despunta como ave a la vez de rapiña y compañía.

Quiéreme…
hasta aniquilar las posibilidades del lenguaje,
hasta que las palabras queden obsoletas como armas descriptivas,
y ni siquiera miles de suaves gestos sean suficientes para
descifrar nuestros emocionales engranajes.

Y al fin cuando no quede átomo que analizar,
extinguidas partículas de una materia que ya no es tal,
cuando no exista sol que brille ni Universo ni Tiempo al que aferrarse
ni siquiera un molesto o presunto Dios al que idolatrar.

Recuerda que te quise, rebelde, desafiando a la Eternidad y al mismo mundo,
ese en el que nuestras leyes estaban prohibidas.
Leyes fueron sentimientos que nunca se agotarán.

Nunca fuimos prisioneros de nuestros cuerpos,
mas bien ángeles que flotarán ingrávidos eternamente
en una constelación sobrenatural.