LA DAMA Y EL INDIGENTE

Mientras parpadean lo semaforos
y los faros estoicos esperan la mañana;
de un suntuoso movil azabache,
una dama ricamente ataviada desciende.
-irradia astros y oros espirituales-

Usando como cobija su posicion fetal
sobre la vereda, un indigente la mira;
balbucea y, con torrentes de melancolia;
extiende su mano anhelante y olvidada.
como nave por años en el arrecife.

apresuro su caminar exquisito;
retornando con dos mascotas
y,una mullida manta roja;
-maternalmente-
abrigo al hijo de calles indolentes,
como a bebe en su cuna inmaculada;
luego murmurando palabras de consuelo,
deposito una moneda en su mano.

Olieron los canes indiferentemente,
ella rauda se esfumo como aroma;
solo su falda flameaba a cada tranco
como despidiendose del silencioso hombre,
que en la esquina de una gran ciudad
se arropo con el abandono
para esperar una nueva e incierta mañana.

Mujer desconocida, mariposa monarca,
remanso donde se harte de esperanza el desamparado;
Hoy desde el fondo de un pozo y atrincherado,
alguien con dulce mirada te dice gracias;
alguien con su silencio te hizo un altar.