el pesar de alfredo

tenía poco tiempo de conocerlo, en sus ojos reflejaba libertad, confianza y fidelidad, era el tipo de hombre que te hacía sentir protegida sin sentir temor, sus palabras un poco lentas al decirlas, siempre refugiándose en el alcohol, su ser estaba lleno de tristeza, melancolía y llanto, siempre estaba tan abatido , rogando un poco de alegría, esa pizca de placer que rodearía su cuerpo con tanta tranquilidad, quería llenarse de emociones que le fueron arrebatadas con el tiempo, al igual que ese infante, su hijo, sangre suya, esa cría que jamás podrá verlo crecer y que nunca le dirá papa , cuando le daban la oportunidad de volverlo a sostener en sus brazos, su mundo se detenía, tenía esa ocasión de obtener gratos momentos que le arrebataron por destructivas peleas; El ya no creía en el amor, él ya estaba bastante roto para unirse e idear cuentos de hadas, así mismo, su vida era tan vacía y se hundía en ella, llevándolo a momentos donde pensaba en las peores escenas para dejar de existir.
Verlo como se destruía dolía, no entendía que yo también estaba destruida pero que mi forma de dañarme era diferente, yo quería amar y que me amaran, estando dispuesta a entregarle mi sentimiento tan recato e inocente, pero el, no lograba verlo y su semblante cada día que pasaba se desvanecía, era tan aciago, tan fúnebre y siempre guardando una sonrisa tan falsa en su bolsillo izquierdo.
Yo siendo una mujer terca regresaba ante sus pies, pero él estaba tan podrido y sin vida.

Y mi alma haría lo posible por encontrar la suya en la eternidad.