La viuda

poema de Srakkin

Al parecer la viuda a llegado,
con un vestido negro y apretado,
dejaba relucir un rojo apasionado
tan sólo en la parte tracera,
adornando toda su naturaleza.

-¿De qué trata la fiesta?-
Preguntó ella con delicadeza,
mientras adornaba su mesa,
donde ruedan los corazones
y tambien las cabezas
de sus amores.

Se alimenta de sus dolores,
los quejidos que pronto acaban
con los encantos de sus palabras,
mientras sus fluidos allí pasan,
la sangre desorbitada.

Luego de la batalla,
alimentaras a tu camada,
tu aliento entregaras,
pues, así ella ama.

¡Causas perdidas!
Dijo un buen hombre,
mejor tranquilo al sobre,
que cada noche es más fría,
y no queremos entregar la vida,
queremos disfrutar ésta venida.

¡Aunque se desorbite el norte!
y nuestras partes queden en desorden
y nunca más veamos el sol a las doce,
pero así con causas perdidas y utopías,
imposibilidad de enamorar todos sus días,
entregamos con orgullo el brillo de las pupilas.

¡Qué causas perdidas! Una vida bien latida,
a mil por hora mis ríos en sus hilos,
al menos alimentaré a mis críos
y tendré una historía para el abismo,
la luz de donde venimos,
tejidos digeridos,
nos fundimos.