Apreciación

poema de EL-A-Z

Mis ojos vendrían a ser las ruedas
del auto loco que es mi mente,
cuando recorre las enigmáticas rutas
del paisaje más increíble:

un cuerpo de mujer.

Giran mis rodados ojos revolucionados,
tanto que pierdo la pupila
y pierdo la cabeza
y pierde el control mi mente
del resto de mis sentidos,
que entonces manejan el auto loco,
rasando los paradisíacos caminos
de tan sublime vergel.

Cuerpo de mujer...

Dios sabe qué modos tendrán mis sentidos,
ahora que no los dirijo,
de apropiarse de toda esa naturaleza
y hacer que pueda su esencia
ser oída, olida, palpada, saboreada
con estas humildes líneas que acaso
intentan una imagen

del cuerpo de una mujer.

Tomo las curvas más peligrosas del mundo.
Voy mareado y sin freno,
deslizándome cual gota de sudor,
sazonando suaves texturas
o purificándolas en forma de jabón,
mientras tal viva escultura
emerge soberbia del río de mis versos.

Me impulso desde el cuello hasta un hombro
y el brazo que sube me lanza del pecho
directo al sagrado vientre,
Templo de la Música y de la Vida.

Y ahora sueño con ser absorbido.