Cuando despierte Shemesh

Hagamos un ejercicio de humildad, y sostén mi cuchillo de oro y sangre
Ven Sol de los muertos y apuñala las ideas que te han impuesto, aunque sepas que soy tu gemelo insensible
Sabes que mi ofrecimiento es sagrado, y sé que el filo del puñal dorado despertará el espíritu de la flama
¡Destruye! Quemando el cuerpo de tu flor repleta de excusas, conjurando con tus palabras terribles a los catorce hermanos asesinos del poema
Levántate Shemesh despierta a los pútridos humanos y resplandéceles para que se recuperen sus cuerpos
Perdóname Hermana del cuarto día; no es que odie ni tu figura ni a la Reina encendida, pero es que mi amor poeta sólo sabe de ira en las manos.
Quizá debiera podrirme yo también y renacer en brote más pequeño, más silencioso, más austero, menos humano, menos parecido a ti, pero no puedo.
Si algún día recibo tu permiso para liberarme, te prometo verás arder los cielos y las cenizas serán la base para un mundo diferente y lleno de fulgor hermoso

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Muy bueno! Pluma excelente! Ariel es muy placentero leerte. SALUDOS

Critica: 
Silvia

Excelente Ariel un gusto leerlo,poder sale de estas letras felicitaciones y saludos con beso.

Critica: 
Ana

Interesante lectura!

Critica: