Un día de playa

UN DIA DE PLAYA

Las conchas y caracolas juegan con la espuma del mar,
sin saber que para muchas de ellas, la arena será su nuevo hogar.
Un cangrejo ermitaño sin su concha se ha quedado
y busca en la orilla otra de mayor tamaño.

La brisa marina reproduce la mezcla de algas y sal,
aderezado con la basura de lo ajeno a lo medioambiental.

De noche, el silencio, un bonito lugar para amar y relajar,
al que solo interrumpen las olas, que no paran de hablar del mar.
Una caracola mensajera en la distancia portavoz marina será,
escuchando su susurro, allá donde estés, el mar traerá.

Con el permiso de la luna, el mar, sus brazos ha alargado
y con la llegada del sol, devolverá a la orilla lo que le haya quitado.

Un nuevo amanecer a las ciudades despierta,
para muchos habitantes, su día de fiesta.
Tras jornadas de trabajo agotador,
irán a la playa para sofocar su calor.
La ceremonia de la plantá de la toalla y la sombrilla,
viste de color de toda la costa, la fina arena amarilla.

Llegan los juegos dentro y fuera del agua en la playa.
El disco volador, el volley-playa y el típico niño con su castillo y muralla.

La reina del tupper hace presencia a la hora de comer,
tortilla de patata y vino y refrescos de beber.

Los mas perezosos directos del agua a mesa y mantel,
en un pintoresco chiringuito, una paella acabada de hacer.

Famosa la siesta después de la comilona,
una radio encendida, el rugir de las olas y una colorida tumbona.

Finaliza un día de ensueño, hay que volver a la realidad,
Los interminables senderos de arena, se convierten en asfalto y tráfico de regreso a la estresante ciudad.
Un típico detalle se me olvidó destacar, pero bastante calor tengo y no quiero acalorarme más ¿qué será?.