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poema de Jenn Slick

Te llamo con el pensamiento
con el palpitante corazón abierto
soy el fruto que se prueba poco más de una vez
la pluma que escribe y derrama tinta
el par de zapatos que te pusiste al revés
tu cielo y el mío son paisajes distintos
tus afectos de incienso me van sepultando
mi sangre espesa te va olvidando
el blanco paz de tus palabras
esa incertidumbre cuando no estás
tu figura quebradiza no volverá
tus manos tibia escarlata
tu candida mirada
que moldearon el cúmulo de mis años
para verme inflamada de madurez
y en tu cama de desnudes
nuevas figuras reposarán
y en un rincón mi sombra,
eco de mi cuerpo que no podrás olvidar.