El diablo trasteaba

Jugaba el diablo a engañar con el amor,
burlaba los besos de unos y otros, para que no consiguieran llegarse a dar,
burlaba las miradas de los enamorados sin pensar,
que otras historias con sus juegos podía provocar.
Jugaba el diablo a trazar líneas,
que al cruzarse volvieran locas a sus marionetas,
que al no tener un punto final, pudieran,
perder la esperanza de alguna cosa lograr.
En sus juegos traviesos y sin buenas intenciones,
descuidaba otros quehaceres,
se reía de la desesperación de los enamorados,
y disfrutaba de las nuevas emociones.
Un día el diablo, que estaba especialmente travieso,
traspaso sin quererlo al otro lado,
encontrándose sin esperarlo,
frente a una pareja de enamorados.
Ellos que al verlo se sorprendieron,
rieron el disfraz del importunado,
le alabaron en sus acabados y con una sonrisa en los labios,
lo acabaron felicitando.
La pareja se alejaba de sorprendido,
cogida de las manos,
con un brillo de sorpresa recibida,
una sonrisa de emoción concebida,
yun beso final de historia compartida.
El diablo que no supo por su error reaccionar,
se miraba las manos pensando,
que en su juego había provocado,
que los que discutían hacía un momento,
se hubieran calmado.
El diablo sorprendido,
vio en la reacción de la pareja algo extraño,
y volviendose a mirarlos fijamente.
Noto que en el amor...
Ni los pocos besos, ni los pocos abrazos, ni los engaños,
podían acabar con lo que en el corazón, lleva años.
(c) Àngels Almazán
20/03/2017