ENTRE EL LABERINTO DE MI SER

El deseo de encontrarme a mi misma era tan vehemente como la sed de alguien perdido en el desierto.
Yo parecía una pluma a Merced de un caprichoso viento entre dos incolumnes montañas.
El destino se había convertido en un cruel personaje que me apuñalaba;
Pues por más que ocultar intentaba, mi corazón más lo gritaba.

Me tomó varios atardeceres, sentada en esa misma vereda, esperar para encender mi propia luz. Así podía entender que de mis propios pensamientos esclava fui.
Caí en un pozo de amargura, donde el viento susurraba mis penas y sufrimientos.
Viví en el infierno de mi desprecio.

La poesía se volvió mi aliada, al esconder esa oscura soledad que por dentro me mataba.
Una tempestad se avecinaba, trayendo consigo un sin fin de recuerdos.
Mi mente estaba perdida en el laberinto de mis pensamientos.
Al fin me encontré; ahora puedo admirar apasionadamente las estrellas que durante noches infinitas busqué bajo la sombra del silencio.

- Alitzel Pacheco
(Selit Valzet)