¿Qué dices, Santiago?

Vuelvo a llorar, como vez primera,
hacer las maletas duele mucho,
el viaje pesado, mi casa ligera,
contra querer quedarme lucho.
Vuelvo a verte, en la carretera,
vuelvo y piso tu suelo trucho,
soy esclavo, y aunque no quiera
de mala gana, yo te escucho...

¿Qué dices, Santiago? Ya, habla.
¿Por qué mi buena tierra pisas?
Tú crees que tu cara, diabla,
en afrenta no puedo hacer trizas.

¿Que tus casas madera no conocen
pues de fuerte concreto germinaron?
¿Que tus niños y viejos no tosen
en resfrío cada día que pasearon?

De ser horno en verano presumes
olvidando que el asfalto así trata.
Que contigo no tosen, asumes,
siendo que tu aire por poco los mata.

¿Qué dices, Santiago? A ver,
¡si te atreves dilo frente a mí!
Osado eres buscando ofender
al bello hogar que dejé por ti.

¿Que las risas contigo no paran?
En los atascos no las he oído...
¿Que locos aquí no se disparan?
Eso no es lo que yo he vivido...

¿Que sueños habitan tu región?
Ya lo sé, hasta acá los seguí...
¿Que yo provoqué mi traición?
Ya lo sé, y por eso sufrí...

¿Qué dices, Santiago? Tú,
¿en serio de mí te compadeces?
Que mi pena antes, déjà vu,
habías visto cientos de veces.

¿Que sabes a lo que me enfrento?
¿Que a varios has visto su llanto?
Algunos, se marcharon contentos,
otros, se quedaron por tu encanto.

Deja que yo emprenda mi huida
no me molestes con lo que tienes,
entiende que tus lujos sin vida
a mí, ni me van ni me vienen.

¿Qué dices, Santiago? Acaso,
¿no comprendes mi desdoro?
Lleno estás de lo que rechazo,
pero vacío de lo que añoro.

¿Tienes la casa en la que crecí,
o la isla que me dejó jugar?
¿Tienes a mis amigos? Anda, di,
si tienes mi memoria en algún lugar.

¿Tienes a mi familia, mi corazón?
¿Puedo aquí ir a ver a mi amada?
Si dices que no, pon atención,
para mí, no tienes nada.

¿Qué dices, Santiago? ¿Debo
aceptar que disfruté contigo?
No lo niego, fuiste gozo nuevo,
igual que mal, miedo y enemigo.

Pude conocer lugares bellos,
viví metido en tus librerías,
hallé gente buena y con ellos
bailé unas cuantas alegrías.

Así como adoro mi raíz
ellos de mí te defienden,
te maldecía al no ser feliz
no eres tú, soy yo, ¿entiendes?

¿Qué dices, Santiago? ¿Que
me devuelves mi libertad?...
prometo recordarte cuando esté
en el cálido abrazo de mi ciudad.

Fui injusto tal vez, y brindo
si aceptas un sincero perdón,
no es que no seas suelo lindo,
es que no eres mi Puerto Montt.

Sé que no mereces mi odiar
ni que te lapide con brío,
no es que no puedas ser hogar
es sólo... que no eres el mío.

Vuelvo a empacar, y por vez primera
lloro de dicha, de alivio sincero,
dejo esta tierra, antes carcelera,
ahora por su piedad me libero.
Vuelvo a amarte, en la carretera,
aunque cautivo fui del desespero,
te piso de nuevo, vida entera,
respiro otra vez, ¡cuánto te quiero!

Comentarios & Opiniones

Artífice de Sueños MARS rh

Caray. se siente el valor natal sobre todo. Pero más vale un abrazo entre ambas ciudades, Santiago cosmopolita y Puerto Montt con lo suyo, por ejemplo con su Casa del Arte Diego Rivera que resulta buen ejemplo de cultura.
Envío cordial saludo.

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