TEOREMA

Expulso la enfermedad que lo mantenía a rodillas de ese meta.
Era demasiado tarde para los rebeldes, la emboscada seguía avanzando y él lo sabia, se preocupaba de su fin, de su idealismo, pero la voluntad no actuaba acorde a su materia.
Paludismo exorbitante, desgano y mareo con fiebre en la sierra. Ya no había hora.
Ya no había tiempo.
Ya no había vuelta atrás.
Desenfundo su arma y causo revuelo su coraje.
Siguió ese fin, ese teorema de llegar a aquel pueblo olvidado, para esperar los refuerzo (Que jamas llegarían, pero que el jamas sabrá)
Se descubre la senda, el campo alumbrado con la luz de la luna nutre en él, un optimismo esperanzador, pero sabe que llegaran más rápido que él
y que serán desalmados
y que sus huesos no serán devorados
por la fiebre ni el hambre
de la injusticia.