Oda al pisco

Oda Al pisco.

No me toques,
no me mires,
baja tus manos suavemente,
siente mi entorno,
pon un vaso en la mesa,
llámame canela,
párteme al limón ,
para darte una ventaja
para no perder las gotas de sudor,
derrota la sal
como lo haces con tus lágrimas,
viérteme en ti,
libera el cristalino navegar de tus días,
para inundarte de fertilidad,
de valles,
de la abundancia que entrega la uva,
cuando abrazan cada año nuevo.
Ahora tómame,
lenta mente,
para no cabalgar en tu olfato,
para entregar a tus labios
el linaje de mi savia,
para confundir con miel la vida,
antes de la ensalada
o las machas a la parmesana,
Y cuando termines conmigo,
no me mires con tus ojos ebrios,
respira,
ánclate en la cama,
y quédate en silencio
para sostener la resaca.

Alfonso