Decaigo

Siento que en cualquier momento me voy a convertir
en un flujo de líquido denso,
que fluye hacia el desagüe en su camino al mar.
Arrastro conmigo lo que me rodea, lo enzarzo y lo engullo,
y no lo dejo salir.

Nada me retiene, todo me pesa. Me lleva más abajo.
Me hunde. Me hundo. Dejo de flotar como cuerpo viviente,
me convierto en piedra sumergida que al fondo va.
Abajo, en el fondo, tan profundo como pez abisal
que nunca vio la luz.

El reino de la oscuridad impone su ley. Hay vida, pero es otra.
Hay ley, pero no rey. La naturaleza sin invasores se impone,
puro instinto de vida sin colonizar.

Desde allí, no se ve el sol. Pero se siente su calor,
que alienta, da vida, incluso allí, en el fondo el mar.