Barnevernet.

Oh...
hasta aquí el llanto,
de una madre
de un padre,
y el extasiado tirano
se entroniza
con su escudo de policías perrunos.

Oh...
hasta aquí
la sangre,
hasta aquí,
bullendo ante la inocua
canción de lo grotesco,
del terror verdadero de este mundo.

Oh...
hasta aquí el dolor humano,
¡se llevan al hijo!.
¡se llevan a la hija!.

Manitas destrozadas,
regurgitando el mundo,
saciando la nada
que nos viste.

Y el silencio
se adentra en el lodo.