Más real que real que real que real

Acércate

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Intenté informarme un poco más
De lo que me permite mi humilde biblioteca
Pero cuando le pregunté a DIOS
¿Qué es más real que real?
Me dio un puntapié
Y me mandó a Madrid…

Así que discúlpenme
Si mi disertación
No es real…

Figúrese usted lo siguiente.

I

Un atardecer en Bilbao,
El cielo oxidado reduce las distancias
Que emergen desde el balcón
Donde despluma un plátano.

Se da cuenta, antes de hincar sus dientes
Que no es aquella forma sexual bien recordada;

NO

¡Son granitos, granitos escarlata, pequeños rubís
Los que increpaban la oscuridad aurea del plátano!

Y el plátano no es un plátano
¡Es una granada
Pero aplatanada!

Usted coloca todas las gotitas de dulce amor
Sobre un plato acorde a su color

¡Ay!

Cuando explota la gragea en su boca…

Espera…
Espera…
Espere un poco más…

¡AHÁ!

¡Sabe a plátano!
¿No es fantástico?

Y usted no se come esas joyitas
Porque alimenta más mirarlas
Y examinarlas y meditarlas.

Entonces abre otro plátano

Otro
Otro
Oro
Oto
Oo

Hasta que su balcón es como una encía
Sangrante con sabor a plátano

Y todo encaja…

II

Ha salido de su trabajo
En un astillero.
El empleo lo encontró
Hará un par de días
Y como quería usted ahorrar
Para cortejar a una damisela
Que traicionaba sus ojos
Y sus rodillas,
Cargado de cajas que pesaban
Más que su contenido,
Al pasar por delante
Del escaparate de la floristería
Donde despachaba con gentileza,
Usted decidió no comer
Y no lavarse durante el transcurso
De esos interminables días, para ahorrar.
Al llegar a su casa
Desnudo debidamente
Abre el grifo
Y se sumerge en la limpieza.
Pero cuando empieza a frotarse con su gel
De 5 euros por 100 gramos
Su cuerpo comienza a enmohecerse
Su pelo le fustiga el cráneo
Sus uñas son como el grafito
Y sus ojos se ciegan
De tal modo
Que cuando llaman a la puerta
Y la abre
Hace llorar a la pobre florista
Y usted no sabe que es florista
De no ser por el ramillete de orquídeas
Que la persiguen escaleras abajo.

III

Hay un partido de baloncesto
Donde su hijo ha encestado la primera canasta.
El equipo verde gana dos a cero al rosa.
Todo el mundo lo ha visto.

¡Válgame el señor!

Sucede que el marcador está equivocado
Y cuando en la mesa uno de los árbitros
Pulsa el botoncito verde que evidencia al público
El resultado en el gran marcador electrónico

-importantísimo en una final regional-

Los puntos suman en el equipo rosa.
No ocurre nada. Error humano,
Se le habrá ido el santo al cielo…

¡Rayos y centellas!

Cuando el árbitro enmienda su error
Y pulsa de nuevo el botón verde
Los puntos van a parar al equipo rosa otra vez.

Está claro, es un fallo técnico.

Cuando los técnicos comunican al público
Incrédulos y fanfarrones
Que no existe fallo eléctrico alguno
Y tras minutos de tensión y aburrimiento…

El árbitro decide
Que cuando el equipo verde enceste
El marcador subirá para el equipo rosa
Y viceversa.

¿Quién habrá ganado?

IV

-Mamá, mamá.
-¿Sí?

Mamá fregaba los platos
Y susurraba melodías
Haciendo desafinar a los pájaros
Enjaulados bajo el firmamento.

-Conoces a mi amigo Boris, ¿cierto?
-Sí.

Sus finísimas manos de porcelana
Me hacían pensar que no era ella
La que fregaba mi taza del desayuno
Era la misma quien fregaba sus manos.

-¿Por qué no va a la escuela?
-Porque sus papás no nos quieren.

Siempre que lavaba los platos
Estornudaba suavemente
Y con gran habilidad
Rascaba su narizota.

-¿A quiénes?
-A los demás papás.

La olla empezaba a hervir
Cuando empezaba a secarlos
Y papá llegaba del trabajo
Con gran revuelo y entusiasmo.

-Pero él es muy listo.
-Tú lo eres más.

Encendía la radio
Cuando terminaba
Esperando a papá
Fumaba su cigarro.

-No. Él nos hace los deberes de clase en el jardín
Cada mañana, antes de entrar a la escuela.
-¿No será eso verdad?

Cuando se enojaba
Miraba al suelo
Sacudía su falda
Y hería con su mirada.

-Y nos habla de cosas muy raras.
Y todas las niñas le siguen a él.
Y no cree en Dios.
-¿Y en quién cree entonces?

Entre sus íntimos pechos
Guardaba la santa cruz
De oro, sencilla, real
Como el mismo Dios.

-Solo en él mismo, eso dice.
-Pues acabará solo.

Papá nos besaba
A mi primero
Después a ella
Y cambiaba el agua del florero.

-Pero si no va a la escuela
Ni tiene amigos
Ni tiene Dios
¿Por qué nos sentimos
Los demás más bajos?
-Porque os queréis
Y él no entiende vuestro amor.

Papá acomodaba la mesa
En el comedor cocina
Nos miraba de reojo
Y sutilmente sonreía.

-Pero por qué…
-A comer, este platito jugoso
Te ayudará a pensarlo por ti mismo.

Hoy día, Boris dirige nuestra aldea
Políticamente y espiritualmente
Y mi hijo me pregunta por qué el suyo
Sabe hacer los deberes de clase pero no los hace.