Idle moments

poema de Alastor

Ahora que no te tengo, lo tengo todo. Y es una profunda mierda, ya no quiera nada. Imagina que el destino tenga un objetivo pensado para ti. Una profunda mierda. Solo me apetece dormir, ¡cuánto puede aportar una persona al mundo! Ojala solo fuésemos hormigas. Creo que se me quitaría el sueño. Y de alguna forma, sospecho, aún te tendría. Pero estoy tirado en mi cama. Con unas ganas de escribir intensas. Me sentiría alegre y feliz de hacerlo, pero todo me importa una mierda. Como a todo el mundo, pero yo lo practico. Me gusta pensar en ello, “a todo el mundo le importa todo una mierda”. De no hacerlo, o de no practicarlo, de intentar pensar en lo contrario, de levantarme cada vez que me apetece escribir, indudablemente, me volvería completamente loco, de eso puedo estar seguro. Podría flagelarme, pensar que soy un maldito egoísta, maldito porque seguiría siéndolo hasta el fin. Podría fumar hierba hasta lobotomizarme a mí mismo, podría beber-más-. Podría salir de este cuarto infectado de mí por doquier. Pero prefiero estar tirado en mi cama. Pensar en todo lo que podría escribir, en todo lo que podría no hacer, en mis límites y en mis sueños, podría desesperarme o unirme a cualquier proceso y esperar a hundirme aún más en este sueño de apnea tóxica. Pero prefiero estar tirado en mi cama. Acariciar con mis pies calientes el metal de mi trompeta. Debería cogerla, apartarla, tal vez incluso guardarla hasta pensar en tocarla. Hay muchos libros que quiero leer. Debería quemarlos todos. Hay muchas películas que me gustaría ver y comentar con cualquier imbécil. Pero yo soy aún más imbécil y supongo que pensarían que no hemos visto la misma película. En cualquier caso nunca recuerdo el final. No me culpo. Soy un egoísta. Las filman de tal modo que olvides el final. Suele pasar cuando un ser predecible vive en un mundo aún más redondo. Y bueno, el arte… Estoy seguro de que estar tumbado aquí mismo fumando un cigarrillo en mi cama es una opción artística por la que más de uno pagaría un buen fajo. Todavía no hay buenos museos. A pesar de ser gratis. Tengo mi ventanal abierto, no me importa que me observen. Ya no. Antes quizá, puesto que pensaba que era alguien. Pero desde que te fuiste, todo tiene demasiado sentido. Es aburrido.

Encontrarás a alguien que aguante a tu madre. Que sepa fingirlo, seamos realistas. Alguien tan estúpido como para no darse cuenta de lo que algún día llegarás a ser. Alguien lleno de odio. Alguien como tú. Tu media naranja podrida. Una fruta tarda menos en descomponerse cuando sus mitades vagan sueltas por el mundo. No creo que te de tiempo, por eso tengo ese ápice de deferencia, incluso algo de ternura y cariño por ti y por tu alcurnia aún da bandazos de cuando en cuando por mis entrañas. Pero insisto, no seré yo quien se levante a escribir y marque las fronteras de un egoísmo que no solo no cabe en el universo, tampoco cabe en ninguna de sus sucesiones. El egoísmo es un coche dando vueltas de campana de aquí hasta el paraíso. Entonces llegamos harto desechos y todavía fingimos que no nos duelen los huesos en los morros de san pedro y le preguntamos si podemos eligir un YO más joven para pasar la eternidad gozando sin reparo y con una pulsera de las de barra y buffet libre. El paraíso es egoísta cariño, y tu egoísmo no te deja verlo.

El día que me levante a escribir se va a cagar la perra, como tan elocuentemente suele decirse. Se van a derretir las nieves del Kilimanjaro, seré el dichoso maestro de volcanes. Pero hoy no será. No, aún no quiero verte consumida por tu propio odio. Hay demasiadas mujeres en el mundo como para amarte y después odiarte de nuevo a ti. No. Creo que encontraré a alguien más afín a mí. De esa forma entenderá mi odio hacia ella y luego joderemos y después comeremos unos garbanzos o un buen trozo de carne y jamás hablaremos de nuestra familia porque no querremos formar una. Solo follarnos hasta el odio. No somos tan egoístas. ¿Somos? En fin, tal vez me encuentre demasiado solo y por ello no me levante a escribir. De qué otro modo estaría ahora mismo pensando en ti. Nada tiene lógica. Ese es el orden. Después del dos el uno o el cero, quien sabe. Ya hablamos de suicidarnos juntos. En ese caso tu madre sabría en realidad lo sola que se encuentra y te daba lástima... Siempre te la dio. Maldita idiota.

No hay forma más rastrera de dejar a una persona, de abandonar al amor de tu vida, en caso de que seamos tan egoístas como parecemos, como para pensar que tan solo una vez en la vida llueven diamantes en puesto de gotas. Al día siguiente te despiertas, sigue lloviendo, no ha cesado en toda la noche. Diantres, solo es agua. De aquí hasta el fin, solo agua, caprichosa, pero agua. Entonces me dices que besaste a otro. Que no querías. Que de pronto el delfín que hay entre tus interminables piernas salió a respirar y no se ahogó, para nada, ¿por qué habría de hacerlo? Y yo que te conozco durante años no soy capaz de creerlo. No lo creo y de ninguna forma pienso levantarme y escribir. No tiene ningún sentido. Los dos sabemos que no es un delfín sino una medusa infectada de organismos vegetales, un simbionte, y con esos infernales bichos no necesitas comer ni competir ni huir, tan solo tumbarte boca abajo en tu propio egoísmo y dejar que el jardín que hay tras tu espalda te indique el camino y el tiempo de vida de aquí hasta tu muerte, el camino del odio, o la torpeza de tu amor. Espero que no te duela. Que no la sientas, como nunca has hecho. Nunca, nunca has querido hablar de ella. Pocas mujeres filósofas hay en la historia. Y bueno, no exprimiré más la media naranja que serás por siempre porque del egoísmo al machismo tan solo hay una calada. Y creo que siempre te querré. Menos mal que no estoy escribiendo porque sonaría demasiado cursi para tomar en serio el resto de mis palabras. Es duro el camino del escritor. Hay frases determinantes. La frase de la fama, la frase del éxito, ya sea en vida o en muerte. Hay frases vacías como una democracia, con las que uno se entretiene, colocas palabros como “intravenoso” porque lo leíste en no se qué periódico, pones unos puntos suspensivos y tan campante dices algo como “el imperio del amperio” y te acuestas a dormirla. No, prefiero seguir acostado como estoy, DESDE EL PRINCIPIO, de lado, rascarme la barba o mirar lo inteligentes que son mis pelotas al colocarse de esta forma para no sufrir un doloroso desgarro en caso de dormirme sin previo aviso. Luego hay frases que marcan tu camino. Frases como la anterior. No importa lo que digas, o como lo digas. No importa tu estilo, la fuerza con la que atraes al lector. No importa donde hayas nacido, a qué memo hayas votado en las últimas elecciones o el color de tu coche. Es una mierda de eclipse, lo deja todo a oscuras justo cuando salías a pasear después de dos años por la ciudad. Y no importa lo que el Sol haya calentado a lo largo del día. Por eso prefiero seguir en la cama y no fingir que no estoy enfermo. Lo que podría haber sido si no nos hubiésemos conocido… No, olvidaré lo dicho. En cualquier caso no estoy escribiendo, no hace falta borrar nada, solo beber un buen trago. Si en realidad pensase tal cosa… Mama mía, lo que me espera a mí y a mi pobre destino. Las cosas pasan y punto. Hoy no me levanto a escribir y quién sabe, podría demostrar la no existencia de Dios en una sola estrofa. O la mujer de mi vida leería el poema y entraría en contacto con mi existencia. Todo eso es estrechar el camino y alargarlo, innecesariamente, un mismo espacio desbocado cuesta abajo hacia el odio. No, aquí, en mi vasta cama, todo se ve más claro. El egoísmo aflora de manera más natural. No hay horizontes. No necesito pisotear ni dejarme pisotear por nadie. Y estoy seguro de que mañana tendré hambre y no habrá nada en la nevera. Pero mi cama seguirá en su sitio y podré volver a tirarme y esperar. Creo que aún me quedan un par de litros. No hay prisa.

La putada de estar recostado y recordar los días cuando uno era dos… Maldita penumbra. Te llegan frases a la cabeza. Y lo peor, estás hasta el escroto de tu mente, sabes que es una mierda y que no ha hecho jamás nada por ti excepto conocer o desconocer, amar u odiar. Y se ríe de ti, eso es lo peor. Es perversa, angustiosa, es el juicio de la mente en tu propia mente. Un verdadero asco. Recuerdas a una mujer rubia, Verónica. Y puede que intentes masturbarte. Pero empiezas a dudar de su nombre, de su cabello, de si verdaderamente no era un personaje de algún cómic. Angustia. Reforestas tus energías con un buen trago o una buena meada. Piensas en Verónica. Verónica, Verónica, Verónica…. Suena el teléfono. No, no es Verónica. No es nadie, porque no pienso mirar la estúpida pantalla del móvil. Mierda, necesito un cigarrillo, fabricados para quienes se obsesionan con dificultad y se desobsesionan con aún más dificultad. Eso es mente, sigue riéndote de mí, veras como te sienta este gélido trago; más puta que la muerte. Te convence, al final te convence. A veces hasta vives eternamente. Eternamente jodido. ¿Verónica?

El artista es el mayor insatisfecho, el mayor incrédulo, desaliñado caminante sin rumbo. Sin línea de salida. Sin línea de meta. Solo ante el peligro. Y lo esperas, lo esperas, lo esperas. Joder que no viene… Nunca sabes si eres artista. Lees a cualquier idiota y te limpias el ano con su bazofia intragable. Después lo ves en televisión y más tarde quizás dándote la enhorabuena. Y si piensas entonces que eres escritor, en ese punto de inflexión tan podridamente fraterno y dulce, justo en el mejor momento de tu vida… Dios, en cualquier caso seguiré viviendo bien. Pero no eres escritor. Eres la bazofia en el culo de cualquier desaliñado. Un pantallazo en el cine, extasiados, con las palomitas por los aires, ¡joder mira, ese soy yo! Y luego se acaba la película pero mierda, sigues viviendo. Sigues queriendo vivir, eso es lo peor, porque al final un día de estos no te levantaras para escribir y tu piel empieza a segregar grasa y te da pereza pegarte una ducha y decir, “coño, que bien me siento ahora, voy a volver a tumbarme”. No. Hay que joderse a uno mismo. Dejar de masturbarse tanto. Ser aún más egoísta. Olvidarte de aquella a quien siempre has amado, porque siempre es siempre, y siempre será. Olvidarte. Cambiar de piel, pretender vender la antigua como el poeta que pretende vender su poesía, el verdadero poeta. “Tome, no lo conozco, pero dice cosas interesantes, espero que usted lo comprenda”. Y dar un portazo, porque indica optimismo, realización, y ellos seguirán pensando en ti unos segundos más.

Y hay veces, veces… de vez en cuando… de uvas a peras… Suelo estar tumbado… o meando… y entonces empiezo a tenerte miedo. Lo bueno del amor es que todo vale. Si es amor todo vale. De ese modo la naranja sabe a naranja un día soleado, tormenta, llovizna, nevada, fin del mundo… De ese modo alcanzas una naranja del cesto, la miras, la apuñalas, la saboreas, te sacias. Y ahí está la fibra hasta expropiarla. No importa el precioso ángulo que la naranja modula en su vértice original. Qué capullo… Tienes miedo, comes y no sabes si es una ilusión, una naranja, o quién diablos sabe… Pero todo vale. Estas mondando tu naranja, queriéndola-si, mejor-, y no piensas en ninguna otra naranja, y tampoco piensas en ti. Estas cómodo, te dices, “así ha de ser la vida”. No te mientes. No. Estás seguro de ti mismo. Y bueno, no piensas en ti. No necesitas acostarte en tu cama. Siempre hay una leja de la nevera llena, por arte de magia. La naranja termina por mondarse a sí misma, tu paladar se deshace con más determinación conforme pasa el tiempo. No necesitas pensar en ti. La naranja lo hace por ti. Pero hay veces… de vez en cuando te temo. Incluso ahora, cuando la naranja, inofensiva, parece autodestruirse, toda verde, apestosa, la pobre se muere y aún un claror anaranjado parece sonreírte. Será puta.

Yo me tumbo y no escribo. Y pienso en capullos que si o hacen. A veces los leo y me divierte ver como temen a la muerte. Me divierte igual un idiota y su culto al cuerpo como un pseudo-intelectual y su culto a la mente. Ambos buscando su alma. Como necios. Como niños comprando cromos. Como mal nacidos apostando su asqueroso dinero. Hay quienes apuestan porque no les importa perder su dinero. Y hay quienes imploran multiplicar su desdicha. Lo peor de todo es que ambos son la misma persona. ¿Alguien lo duda? Lástima que las personas crezcan. Sería más notable empequeñecerte hasta desaparecer. Como mínimo, que tu antiguo profesor de filosofía te lo mencione porque no hay realidad más cruda atravesando nuestra existencia como si de una espada ardiente se tratase. Mucho se ha escrito sobre ello. Me refiero a que los adultos lean cuentos de niños y viceversa. Para que levantarme de mi cama. Mejor espero a que ocurra algo nuevo. El tiempo es demasiado corto, la historia parece demasiado larga, supongo que tienen razón, somos demasiados. Viviríamos más si en puesto de mil fuésemos uno. Por eso no pienso levantarme de mi cama. Imagino que es un vientre. Pero… Yo decido cuando. Yo decido el por qué. Yo decido si es necesario o si solo he de levantarme para morir. Y no es suficiente con que arda la iglesia, no basta con que mueran los calcinadores, ni los deshollinadores. Por supuesto que no. Aún falta mucho, y yo viviré para no contártelo.

Maniatado. Maniático. Manipulado. Maniqueos son mis huevos. Si careciese del alguno no podría ningunear a las mujeres. Ni a la muerte. Pero tal vez actúo como si tal. Debería escribir sobre esto. Pero no me apetece. Mejor me los rasco como si nada estuviese pasando. Como si no hubiese guerras. Qué importan las guerras. Yo me inclinaría ante cualquiera. Pero antes le diría que me importa una profunda mierda quien sea, por qué esté ahí, y que no lo conozco ni lo quiero conocer. Que no quiero nada de él, que su hija es un buen caldo de gallina para mis empachos y mis alcohólicas diarreas. Que espero que algún día sea como su hermosa u pretenciosa mujer. Pero yo no quiero ser como usted, señor, parece un travelo con mal gusto. Sin embargo me inclinaría. Después volvería a mi cama y dormiría con su hija entre los dedos húmedos de mi mano desmereciéndose. C´est la vie. Sería una mierda pensar todo esto en francés, pero parecen buenos guardianes del punto y seguido. Muy progres, pero encerrados en su mierda perfumada. O encerrando con su eau de mierda. Qué importa, me daré la vuelta, creo que no siento el brazo izquierdo… espera… ahora.

Así las cosas, me gustaría ser el mejor en algo. Y poder dejar de practicarlo. Entonces todo seguiría dándome las mismas vueltas, pero joder, sería aún más divertida mi indiferencia. Puede que hasta incluso pudiese volver con mi eterno amor perdido, “lo dejo todo por ti”. Pero no, sigo teniéndolo todo al alcance de mi mano, de igual forma quisiera que todos leyesen esto y poco a poco tu odio crezca, y salga y tenga miedo de ser tanto odio, y de ser tan odiado, y te encuentre solo, sin tu odio. Completo. ¿Completo? ¡Completado! ¡Enhorabuena querido amigo! Te invitaría a un trago, a ti y a tu odio, beberíamos hasta volver a veros reconciliados. Como me reiría. Pero no, no me levantaré a escribir. ¿Acaso el Sol se levanta de noche a escribir? Sigue dando vueltas insulsamente. Maldito loco. Se le ve con ganas. Por Dios, no es necesario madrugar cada día. Pierde su sentido. Bendita contradicción. Benditos síntomas de… algo pasa, si, me siento extraño. Alguien llama a la puerta, pero no, no abriré. Mejor me levantaré a escribir algo, cualquier cosa. Ya he dormido suficiente durante cuatro años. Parece que fue ayer. Eso me gusta, todo se ve claro y humano, aunque parezca mentira.

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Saludos, amistad y respeto sean para usted. Su interesante obra es abundante en sentir y pensar, con texto pendular entre reflexiones e impulsos, multidimensional y con ideas a veces de tipo escalera e insatisfacción. Un gusto es leerlo.

Critica: 
Alastor

Joel, insatisfacción, insatisfacción sobre todo, pero al fin y al cabo me levanté a escribirlo y parece desaparecer. No hay remedio. Un saludo amigo poeta.

Critica: 
j.ll.folch

Alastor: Sin duda tu obra me evoca a una realidad existencial, convincente,en un fluir de imagenes potentes. Mi cordial saludo.

Critica: 
Alastor

J.Ll.Folch, gracias poeta, mi amistad sea para ti, desde luego es un placer contar con tu buena lectura y tu precioso tiempo. Sería bueno seguir leyéndonos, en cualquier caso te envío mis saludos.

Critica: