Zaray

Quieres que nuestro deseo sea acortado, Zaray.
Para guardar silencio y no comprometernos a través de las palabras
Para dominar los instintos que nos vuelven animales
La noche y su atmosfera nos cubren, Zaray, y entonces te pido
Ignorar aquella voz sensata que atenta con llevarte lejos de esta mierda.
Para cerrar los ojos y sentir el viento helado golpearnos el rostro; sentir la vida,
Para convencerte que estas en el lugar correcto, con el perdedor indicado.
Para experimentar nuestra efímera existencia a través de sentimientos destructivos.

Llueve, Zaray, y bajo la lluvia mi alma suspira melancólica; suplica sentir
Sentir el oscuro latido de tu corazón entristecido bajo tu cuerpo traslucido.
Sentir tu ansia enajenada a la mía mientras la noche se desplaza abatida.
Y logro escuchar tu voz a través de la tormenta, Zaray, apenas un hilo de aliento
Decir que me ama; lo grita a través del miedo y a través del infortunio, de la carencia y la locura.
Zaray de amores tórridos, mi inquieta florecilla. Zaray de labios dulces. Muslos duros.
Y si mi amor te causa daño, promete no marcharte; por lo menos no esta noche
Porque cuando no te encuentras mis pensamientos son de muerte y mis horas de penumbra.

Pero esta vez no, Zaray, este es tiempo de vivir; de saber lo bueno que es.
De encontrar aquella zona de nuestras entrañas donde el amor no duela
De fulminar el insulso lamento de nuestro adolescencia cobarde y preocupada
Para no ocultar la pureza de nuestros actos bajo una aura de arrepentimientos y errores.
Y vivir devotamente el uno para el otro; comer nuestro fruto complemente desnudos.
Continúa lloviendo; la dura lluvia de junio, Zaray. La vida se apaga, el tiempo corre inexorable
Y esta vez planeo atarte, Zaray, a un anhelo rojo para mantenerte humedad en mi memoria.
Fresca y silvestre. Zaray una y mil veces, Zaray eterna, inagotable.