El hijo que nunca tendré

El hijo que nunca tendré
Fue mandado a buscar un “porqué”.
Elijo no hablar más de él,
Pues sangrado ya no habrá de ser.

Se ha ido vendido como a la guerra
A proteger nuestra población apretada,
A no tejer líos en ríos de quien erra,
A someter nuestra pasión apresurada.

Lo vi por la ventana, solo yo,
Y miro que salió por una sola televisión.
Contó hasta 44 y despegó,
Sin haber visto a su mamá en parición.

Enterrado sin que haya vivido,
Secado sin que haya llorado,
Potado sin que haya comido,
Evangelizado sin que haya orado.

Lo he imaginado un poco alto,
De pelo castaño, ojos azules,
Con pantalón tirando a cobalto,
De pelos está que lo simules.

El hijo que nunca tendré,
Se llamaba como aquello que fui.
Por más que me aborté,
A él y cien millones más aborrecí.