Volver siempre es lo mismo

poema de Adrián

La conversación se derrite
por los contornos del sonido
presa del bochorno
y no por este sol demente
que casi acaricia con violencia
la espalda del verano.

Palabras ya expresadas
con anterioridad por millares
me vacían a fuerza
de una repetición continua
que parece procrear
con una eternidad devastadora.

Se apodera de todo el interior del vehículo
con un rancio goteo depresivo,
me cubre de caducidad
incluso antes de gestarse,
eyacula en mi cara
su rutinaria semilla,
me envía al fondo
empujándome veloz
por un abismo de asfalto
sin frenos hacia la agonía.

Estos rostros
tan comunes para mí
visten cada día
de interrogantes,
solo tengo respuestas
cuando se alejan
dejándome perdido
en escombros de libertad.

Exclamo sin estrépito
contra la longitud del camino,
me acomodo
en kilómetros de silencio,
traspaso objetos fugaces
y clavo mi mirada
como disparos en la nada
hiriendo mortalmente
a la reflexión.

Mis ojos de vidrio rompen
contra el cristal de la ventanilla
dejando un rastro de luz
sobre la superficie
de la autovía muerta,
así podré seguir
la amarga señal mañana
haciendo sangrar el camino
para suturarlo con el derroche
de estos días
que van cosidos
unos a otros.

El tiempo se espesa a mi alrededor,
forma una masa densa
que me envuelve cual crisálida,
solo que tras este capullo
nada late,
no hay vida,
ni metas,
ni alas en formación
esperando ser batidas.

Por eso estoy abatido en el retroceso,
aquí dentro me siento
un espeleólogo ciego
porque ha pasado tan lento
y hace tanto que no exteriorizo el llanto
que está filtración
ha creado estalactitas en mi alma.

Si las hormigas pudiesen llevarme a su hormiguero,
si pudiese vivir entre las flores del geranio,
me viene aquella canción a la mente,
y como Robe,
yo tampoco soy el dueño de mis emociones.

Soy un explorador de la desdicha
de armadura metálica
aterrizando en terrenos
de insensatez imantada,
hay algo invisible
que me precipita hacia el desastre,
creen que me alzo
en positivos vuelos
cuando en realidad
desciendo atraído sin remedio
por la negatividad
del golpe inspirador.

Cometo los mismos errores,
me retan los mismos fracasos,
mi futuro es un vástago bastardo
de mi odioso pasado,
mi espíritu es obsidiana,
mis obsesiones germinan la depresión,
no he talado el bosque
y ya he quemado la leña.

Música de crujir de huesos,
músculos contracturados,
la opresión que satura el cansancio,
sueños que son flashes,
la tenaza inamovible de la supervivencia,
el bucle cerrado,
una guerra fría anímica
sin probabilidad de victoria.

Mi abatimiento deja de ser corpóreo,
transmuto en un objeto inerte,
un holograma que finje ser persona,
que finge gesticular,
que finje respirar,
que finje...

Estoy tan bajo
que podría manipular
el magnetismo de la Tierra,
me duele hasta el núcleo,
no hay norte para mi tristeza.

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