Un puñado de besos

poema de Acero etereo

Arrastra mi cuerpo herido
A las acolchadas nubes,
Alimenta mi caballo
Y labra mis tierras.

Tiende al sol mis recuerdos
Y roba de mis rotos labios
Los besos que no di,
Déjame aquí y no mires atrás.

Quisiera ser fuerte
Entre mis metas y mi presente
Ladrillo a ladrillo
Construir el puente.
El que no crea que reviente

Creo que Louise aun sostiene el puñado de lluvia,
La vi bajar las escaleras del treceavo
Para sacar afuera la basura.
Veo por la ventana y me pregunto
¿Cuántos peces habrá pescado Hemingway?
Son esas preguntas que nos llegan durante la calma,
Cuando nada nos agobia y no estamos
Auto flagelándonos. Pequeñas y dulces preguntas,
Para pequeños y dulces momentos.
Intento recordar cuanta glucosa necesita un colibrí
Por día para mantener el corazón más rápido de la vida animal.
Hay una leve brisa en la casa, y otra leve brisa atrapada en mis manos.
más de 1200 latidos por minuto, es mucho para un ave tan pequeña
se dice que viven siempre a una hora de morir.

Arrástrame con tus eufemismos
A creerte esas mentiras
Que te cuentas a ti misma,
No hay imposibles.

¿cuánto lo has estado desando?

y con cuanto no solo me refiero a intensidad,
Si no también, a cuánto tiempo.
Casi se les da y me alegro por ti cariño,
Yo por mi parte, Caminare lejos
con las manos en los bolsillos;
No estoy triste ni lo estaré.
Prenderé un cigarro a la distancia
Girare mi cabeza y los veré abrazarse felices,
Y sonreiré,
porque tu felicidad es la mía.

Vuela pequeño y brillante ángel
Vuela lejos de mi olor a cigarrillo,
Suelta mi campera de cuero,
Vuela más allá de mis guitarras
Y mi pelo desordenado.

Tocare algunas notas para ti
Tocare algunas notas para el también.

en la inmediatez de nuestros besos
encuentro el veneno como la cura,
el desconcierto y la certeza
la cereza de tus labios sobre mi piel.
Encuentro en nosotros mi yo completo
Porque desde que te amo
Parte de mi es tuya y la mantienes volando,
Ardiendo, volcánicamente activa,
Y por sobre todo siendo.
Siendo lo que he querido ser,
Fortaleciendo lo que puedo hacer,
Tentando al placer
De amar y crecer
De explotar, morir y renacer.

en la complicidad de tus abrazos
Encuentro la mañana sonriente,
Como encuentro en tu sexo
la magnificencia del sol poniente.

y en tus ojos libres
me pierdo y nado durante meses
y tus dedos de estrellas
iluminan mi alma sensible.
Me desviste la brisa de tu voz
Tu canto desnudo al sol
le quita su luz increíble
Para entregarla al alma
Que alimenta nuestra realidad.
Esa que nadie puede penetrar,
Y si alguien lo haría
Se quemaría
Con la luminiscencia de nuestro amor.

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Simplemente grandioso! Deja la buena sensación de agrado de cuando se busca buena poesía y se encuentra! Enhorabuena!

Critica: