Entre los bloques
Hace horas atras vi
Entre la tela de araña
y los insectos sobre
el vidrio de una ventana
al sol ponerse.
Y mi mirada atravesó
Aquella suciedad
Para volver a ver
El brillo del sol.
Vi millas mas lejos
Que mis miedos,
Que mi finita vida,
Y mis dolores viejos.
Y supe que otra vez
Estaba viendo
con los ojos de dios,
Con los ojos de la pasión
Y de la santa poesía.
Veía, y escuchaba, y sentía
Podía contar las gotas
Que acariciaban su piel
Mientras se duchaba
Al mismo tiempo que,
Desde la misma ventana,
Veía las nubes imposibles,
a los niños que correteaban
Y también mil corazones
Que latian en los grises
Bloques de cemento.
Latian, al mismo tiempo
Que el mio...
El segundo eterno
Externo y extraño
Para quien no lo ha sentido.
Estuve tan dentro
Estuve también, tan fuera
Que no sentí llegar
A su pelo de flor húmeda,
A sus impacientes pasos
Revolviendo el desorden,
Buscando cosas insignificantes
Mientras estaba yo ahí parado
Viendo todo lo que necesitaba...
Nunca se dio cuenta
Que mis ojos la veían
bailar sobre chispas y
reía a carcajadas
la veían radiante
Las veces que movía los labios
Labios, sabios y sabridos.
Que callan lo innecesario.
Las pecas de su cuello,
El ligero gesto
que hace al
acomodarse
los anteojos.
y las galaxias en sus ojos.
Solo un idiota, un loco o un romántico
Seguiría dándole la mano a la poesía,
Cuando alguien se queda viéndote
Esperando una respuesta
A alguna pregunta que uno,
Escucho como angelical musica...
Teníamos que irnos,
aunque
Ni yo, ni ella, ni la poesía
Queríamos.
fue suave la caída
Pero, fue caída.
Me hubiera gustado
Quedarme aferrado
A la mano de la poesía.
Y por miedo, no toque las de ella.
Mire usted si me traían de nuevo
La vicion ciclón del delirante.
Entonces paso...
Me refugie de nuevo en la soledad,
Me volví a mi cueva
y caminé,
Con ella, pero sin mi.
Me retraje.
Quizá para mantener
La brasa de esa tarde,
De ese instante,
A solas con la poesía.
Ella creyó que yo,
Un loco amante,
No quería su compañía.
Ni idea tenia,
de lo que decia.
Si supiera como mis ojos grandes ven su vida, y como mi piel me pide su cercanía.
Ahora poco queda del fuego.
El colchón esta húmedo y las paredes no respiran, las cortinas están calladas, el viento tiene miedo de verme la cara, me he quedado a solas con la oscuridad.