Hijo del aire

poema de Abel

Llegué en un soplido de mar,
con la espuma y contratiempo.
Y que en la arena cayó
un quetzal, hijo del cielo.

"Nunca le dejen volar"
- reduzcamoslo hacia el suelo,
así nunca cubrirá
de plumajes nuestro Cielo-

Y encerrado en la grillera
yo comenzaba a tejer
mis plumajes a tu ser...

Y adentrarme entre tus ojos,
qué me erizarón la piel,
pa' besar tus labios rojos
y perderme entre tú ser.

Se lo tenía que ofrecer,
mis escritos en lo insulso,
que ella lo impregna de miel
acelerando este pulso.
Entre sus piernas perdí,
mi decencia y un murmullo.
Nada a la imaginación
y se mueren mis manecillas de este reloj.

Ven y quédate en mi mundo,
qué te enseñaré a volar
y pondré el orbe a tus pies.
Has hablar a este hombre mudo,
qué sin ti este trasnochar
se nos va a echar a perder.

Quiero ver pasar los días a tu vera
y entre versos, no pararte de escribir.
Vente nena, durmamos en nubes frescas
y el mañana y horizonte
junto a ti...

Quiero que seas consciente de esta guerra,
qué empezamos,sin podernos advertir.
Quiero que seas consciente de esta guerra,
qué empezamos, porque lo quisiste así.

(Una pequeña canción de un quetzal solitario)

Comentarios & Opiniones

Silvia

Muy interesante me gustó mucho! Saludos cordiales y felicitaciónes.

Critica: 
Abel

Silvia, muchísimas gracias por leer! saludos cordiales y un abrazo poético.

Critica: